Trichoglosus euteles

 

Un lorito perfecto, por Carlos Simón Rodríguez
28/12/2008

En la avicultura Española, podemos decir que el Lorito Perfecto es un gran desconocido. Sobre los años 1989-90 llegaron a España numerosos grupos de los cuales algunos ejemplares vinieron a Canarias, no sobreviviendo en la actualidad nada más que unos pocos. No obstante existen algunas parejas en algunos zoos españoles que favorecerán el intercambio de pichones en el futuro. Del estatus de este animal en los demás países europeos y americanos, y con las escasas referencias que cuento, puede decirse que no es muy abundante y que la mayoría de los ejemplares pertenecen a zoos y a colecciones privadas, y que pocos son los avicultores que han puesto empeño en este delicado y hermoso animal.

El mantenimiento en cautividad de este lorito, nada difiere del mantenimiento del resto de los comedores de néctar (o también llamados lengua de cepillo). De acuerdo a mi experiencia, el alojamiento ideal puede consistir en una jaula suspendida, de 250 cm. de largo por 100 cm. de alto y 100 cm. de ancho. Para zonas altas o países fríos, este alojamiento puede resultar inadecuado, pudiendo entonces, adosar un cobertizo bien protegido que haga tanto de refugio como de dormitorio. En este lugar se colocará el nido, de manera que los animales puedan descansar y anidar de forma cómoda y segura. He encontrado que las medidas más adecuadas para el nido son: 30 cm. x 20 cm. x 20 cm. (como medida interior). Todas estas medidas no son de ninguna forma inalterables, así como la opción del tipo de pajarera. Las razones por las cuales me inclino por ésta elección son, en primer lugar, y atendiendo al tipo de jaula suspendida, la comodidad que ofrecen estas con respecto a las cimentadas directamente al suelo, y sobre todo, la higiene, por lo que el animal se encuentra totalmente aislado del suelo y del posible contagio de infecciones, sobre todo por la ingestión de comida vieja o en mal estado que se encuentre en este. Por otro lado, y debido a la naturaleza líquida del alimento de estos loritos, es una buena ventaja el tenerlos en suspensión ya que nos favorece su limpieza. Si a todo esto unimos el menor coste (tanto en mano de obra como monetario) que suponen estas con respecto a las cimentadas, así como la facilidad para cambiarlas de lugar, no nos resulta dificil comprender la elección. Ahora bien, en nada desmerece una jaula cimentada con paredes y suelo de materiales fácilmente limpiables, en las que un buen desagüe permita una rápida y cómoda limpieza diaria.




Si el clima nos lo permite y le ofrecemos a nuestros animales una jaula sin cobertizo, me inclino por la colocación externa del nido, de forma que podamos hacer una inspección cómoda y sin alterar a los animales. No obstante , y pese a todo nos resulta mejor el instalar un cobertizo, he encontrado, y si el clima lo permite, que resulta mejor colocar el nido fuera del cobertizo. Durante mucho tiempo los intentos por que mi pareja anidara se vieron frustrados debido a mi empeño en colocar el nido en el cobertizo, pese a haberlo cambiado de orientación y tamaño varias veces. Una de las veces se me ocurrió sacarlo al exterior y observé cómo los pájaros mostraron interés rápidamente por este. A los tres meses criaron sus primeros pichones. Naturalmente es difícil establecer una regla que nos permita organizar todos los elementos con exactitud, éstos se deberán adecuar a los caprichos de cada animal, quien lo demandará mediante su comportamiento. Como dije al principio, el comportamiento del T. euteles en poco o en nada difiere del comportamiento del resto de los loritos comedores de néctar. Son animales inquietos, que gustan muchísimo de balancearse en las ramas, muy frecuentemente boca abajo, jugando como pequeños cachorros, persiguiendose constantemente y sólo paran para comer y descansar de vez en cuando, y aún con todo, cuando comen no es raro el verlos robarse la comida unos a otros, o comer uno lo que el otro sujeta con la pata. Si hay algo que le guste más a un T. euteles que tomar un racimo de uvas frescas es tomar un baño temprano en la mañana, o cuando el sol más calienta. De todas formas aborrecen el sol directo, sobre todo el sol plomizo del mediodía, por esta razón se les debería colocar un cañizo o unas hojas de palmera en el techo, que por otro lado les resultará de lo más divertido irlas rompiendo y tirando de ellas poco a poco. Sería recomendable también el ponerle numerosas ramas como perchas, pero en los extremos, sin estorbarles su área de vuelo. No es necesario que éstas queden fijas en ambos extremos, pues les entusiasma posarse y juguetear en ramas flexibles.





Si queremos ir más allá e intentar criar estos animales, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que disponemos de una verdadera pareja, para ello todos conocemos diversos métodos, bien sea quirúrgico, como test de ADN o por análisis de hormonas, que según el caso nos lo puede hacer un buen veterinario o un laboratorio especializado. Una vez tengamos una verdadera pareja y sean sexualmente adultos, la mejor manera de inducirlos a anidar es estimulando sus instintos. He encontrado que el método mejor es el “natural”, es decir, el intentar ofrecerles todos los factores más aproximados a su ambiente natural (en estado silvestre). Primeramente actúo sobre la dieta, de la que hablaré posteriormente, la cual es constante durante el período de muda y fuera de crianza, y que una vez que veo que la hembra empieza a interesarse por el nido de forma continuada, y que el macho la incita a la cópula, mediante una danza, (en la cual estira el cuerpo, abriendo las alas y cerrándolas rápidamente, y sacando la lengua de forma extrema y descarada a modo de burla), la vario e introduzco mayor variedad de frutas, mayor aporte de hidratos de carbono y azúcares en el batido, así como algunas semillas germinadas y un poco de alimento deshidratado para pájaros insectívoros (aporte de proteínas). Por otro lado les aumento los baños o duchas a casi uno diario, y si el tiempo es caluroso a incluso dos. El comienzo de la estación lluviosa en su lugar de origen coincide con la estación de crianza, a mayor cantidad de agua las plantas florecen más y hay mayor abundancia de néctar y frutas, y a mayor abundancia de flores para polinizar, mayor cantidad de insectos. Todo lo demás es ponerle imaginación.



El T. euteles criará una o varias nidadas al año, generalmente compuestas de tres y hasta cuatro huevos (de medida media: 25,0 mm. x 21,1 mm.), caso inusual en el resto de los comedores de néctar que como máximo ponen sólo dos huevos. El período de incubación dura entre 23 y 24 días, y posteriormente a la eclosión, los pichones pasan en el nido de siete a ocho semanas. Durante todo el período que pasan en el nido., los pichones son alimentados por ambos progenitores, que se turnarán en la tarea o ambos al mismo tiempo. Posteriormente al abandono del nido por los pichones, éstos serán alimentados al principio por ambos padres, y después sólo por el macho. Si ésta es la primera nidada del año, no es improbable que la hembra empiece a frecuentar el nido de nuevo y que entonces empiece a mostrar hostilidad contra sus hijos, especialmente contra algún pichón hembra. Llegado a este punto es el momento de retirar las crías. Yo he tenido la experiencia de dejar las crías con los padres en una jaula grande 300 cm. x 250 cm. x 110 cm. y el resultado fue la nidada de un solo pichón y la constante molestia de las primeras crías hacia su hermana, llegando incluso a meterse en el nido. Yo recomendaría el dejar a los padres solos para que puedan sacar los polluelos con toda tranquilidad, sin estar pendientes de otros factores que no sean los de la evolución de la nidada.

En cuanto a la alimentación, el T. euteles presenta las mismas exigencias que los otros comedores de néctar. Normalmente, y fuera del período de cría, yo les ofrezco, por un lado, una papilla o batido a base de frutas, miel y “gofio” (un alimento compuesto de cereales ligeramente tostados y molidos finamente). Este último, como es un alimento local, se puede sustituir perfectamente por papilla de cereales para niños, las cuales muchas veces vienen enriquecidas con vitaminas, leche y miel. Con respecto a la miel y la leche, tengo una experiencia lamentable, pues hacía el batido, hace unos años, simplemente con leche y miel, perdiendo en ese entonces muchos animales por “Candida albicans “. La leche y la miel son un gran sustrato de crecimiento para este hongo y tiene que ser cambiado dos o tres veces diarias, sobre todo si el lugar es húmedo y caluroso. Algunas veces sustituyo la miel en el batido por fructuosa o por azúcar morena. La experiencia me ha dado el no agregar tomate y mucha papaya (lechosa) en el batido, pues al poco tiempo este se coagula quedando la parte líquida en el fondo y formándose una pasta gruesa y espesa en la superficie, que a los animales les resulta molesta. Como ya dije, por un lado les doy batido, y por otro una macedonia de frutas, a base de plátanos, papaya, níspero, mango, tuno (dato, el fruto de la Opuntia vulgaris), naranja, manzana, espinacas, etc.; a esta macedonia le añado algún tipo de pasta, arroz hervido, trozos de galleta o pan, y en época de cría se les añade lo ya mencionado anteriormente. Aparte de lo anterior también les coloco un recipiente con agua.



Todo lo expuesto anteriormente con respecto a la alimentación, no es algo inamovible, y tampoco quiero que el lector piense que yo les ofrezco a mis pájaros todos los días exactamente la misma fruta. Normalmente procuro darles las frutas más normales en el mercado, las llamadas de la época. Primeramente son las más frescas, y por otro lado, son las más baratas; todo esto hace también que el alimento no sea monótono y aburrido, por lo que yo invito al lector a que intente sorprender de vez en cuando a sus animales, por ejemplo, con un racimo de uvas (con la cáscara o piel ligeramente rota) colgado de una percha, de forma que el animal tenga que hacer piruetas para degustarlo. No olvidemos que en la naturaleza, muchas aves toman el alimento boca abajo o en posturas forzadas, pero ésto divierte muchísimo a estos loritos.

Por último, el que tenga la oportunidad de tener este lorito, no la desaproveche por su falta de colorido llamativo, pues su falta de ornamentación la compensa con su comportamiento, facilidad de mantenimiento y crianza.

No es infrecuente, ver llegar a la gente y observar a cualquier miembro de la familia de los comedores de néctar y quedarse maravillada, pero después de la pregunta fatal: ¿Y este lorito qué come?... debemos responderle que su alimentación básica en cautiverio es batido y frutas picadas,... la verdad es que a mí no me parece tan complicado el mantenimiento; yo conozco gente, e incluso tengo amigos avicultores (que no sólo los tienen como animales de compañía), que les ofrecen papillas preparadas y jugos y néctares envasados para el consumo humano, que en caso de ser pocos animales es un método y remedio rápido y válido. Lógicamente, ésta solución es más para el “aficionado” o propietario de un animal de compañía que para el avicultor.

Espero que esto contribuya a conocer la especie, su mantenimiento y reproducción nos parezca estupendo y nada complicado, y demos la oportunidad de que este animal tan bonito entre en nuestras vidas, o le hagamos un sitio en nuestras pajareras.


Todas las fotos del presente articulo han sido realizadas por David Estepa, dentro de la colección de Loro Parque Fundación, a los cueles les agradecemos su colaboración. Así mismo el texto a Carlos Simón, gracias.

 

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